Diseminada
en miles de versos ha quedado para la posteridad la biografía,
íntima y pública, secreta y militante, del gran poeta chileno Pablo
Neruda. Nos legó además la crónica de sus días agitados y
viajeros en unas líricas memorias tituladas Confieso que he
vivido, y sobre su figura han escrito numerosos amigos del
escritor, su apasionada viuda Matilde Urrutia y centenares de
críticos e historiadores.
La
abrumadora personalidad de este hombre de credo comunista, resuelta y
tozuda hasta el sacrificio por todo aquello en lo que creía, estalla
en su obra con un aliento vital que apenas deja entrever las muchas
tribulaciones y las muchas horas sombrías que hubo de atravesar.
Para algunos que lo conocieron, especialmente para aquéllos que
compartieron con él la lucha contra la miseria y la opresión de los
pueblos, Pablo Neruda gozó del carisma excepcional de aquellos
elegidos a quienes encaja como un guante la palabra ejemplaridad;
pero para la mayoría de los lectores que no gozaron de la fortuna de
su abrazo, el poeta será siempre aquel personaje tímido, invisible
y agazapado que se ocultaba tras los barrotes horizontales y tenues
de sus lindas canciones de amor.
Pablo Neruda